N. se enorgullece en presentar un instante de P-Laco.
Caminas con pesar. La carne, hierro blando, jala hacia el pavimento. El hueso, acero poroso, tira como el jinete a la rienda.
Maldices a la gravedad, a Newton, a la física cuántica y demás fuerzas que osan atraer tu masa hacia el frío concreto.
No te apetece caer, quieres regresar a la posición erguida propia del homo sapiens. Tu especie. Esa especie, la de la razón. Pero esa fuerza vulgar, que a todo ente terrestre afecta, insiste en conquistar tu cuerpo. Tu mente lucha pero ella, la gravedad, puede más.
Caes.