El diccionario del diablo

Quizás el libro más popular del escritor norteamericano Ambrose Bierce es ‘The Devil’s Dictionary’; es considerado una summa del pensamiento del autor. Publicado por primera vez en 1906 bajo el título ‘The Cynics Workbook’, el libro completo no vio la luz hasta 1911.

N. transcribirá fragmentos en el idioma original y en español. Espera que disfruten estos fragmentos tanto como N. ha disfrutado el libro.

 

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Accuse, v.t.   To affirm anothers guilt or unworth; most commonly as a justificaciton of ourselves for having wronged him.

Acusar, v.t. Afirmar la culpa o indignidad de otro; generalmente, para justificarnos por haberle causado algún daño.

Cynic, n. A blackguard whose faulty vision sees things as they are, not as they ought to be.

Cínico, s. Sinvergüenza cuya visión defectuosa ve las cosas como son, no como deberían ser.

Poetry, n.   A form of expression peculiar to the Land beyond the Magazines.

Poesía, s.    Forma de expresión que sólo se encuentra en la Tierra más allá de las Revistas Literarias.

Rational, adj.   Devoid of all delusions save those of observation, experience and reflection.

Racional, adj.   Desprovisto de todo tipo de engaños con excepción de los que surgen de la observación, de la experiencia y de la reflexión.

Truce, n.   Friendship.

Tregua, s.   Amistad.

Aforismo XVII

 

N. presenta un aforismo de Igui

 

Antes hago fila para calmar el desastre del globo histeria que pasar tiempo con el que cada vez se infla más.

Aforismo XVI

 

N. presenta un aforismo de Igui.

 

Querer mantener un lenguaje paralizado -encarcelado en el estado en el cual uno lo aprendió- es una de las expresiones más fastidiosas del egocentrismo.

Para la brevedad y la claridad

 

N. comenzará una nueva serie con el fin de exponer a otro gran autor: Ambrose Bierce. A diferencia de Lichtenberg, los textos de Bierce son más largos y no muchos cuentan con traducciones al español. Por lo mismo, N. traducirá algunos de los textos que suba al no-blog y otros los conservará en el idioma original.

El siguiente texto ha sido traducido por N., con el apoyo de Aurelio Asiain.

 

Para la brevedad y la claridad

                                              Ambrose Bierce

 

El Sr. George S. Simms “pidió que le sugirieran” un nombre breve y conveniente para un delito menor, conocido en Inglaterra como “viajar en un vagón de tren de clase superior a la que pagó el acusado”. Es ridículo que el delito nunca haya tenido otro nombre y, además, no es fácil inventarlo. Me gustaría saber cuál es en Esperanto. Tenemos, en este país, algunas frases torpes que pueden condensarse convenientemente en una sola palabra.  Por ejemplo, “compartir el vínculo sagrado del matrimonio” podría volverse: “unimonio”. El editor de sociales se ahorraría mucho trabajo si pudiera decir que la infeliz pareja fue “unimoniada” o “encamoniada” —esta última palabra en lugar, claro, de “encaminados al altar matrimonial”.  Muchas de las expresiones favoritas de los reporteros comunes podrían modificarse de manera similar. La conocida “descanso necesario” sería simplemente “dario”. El “elemento devorador” sería “eledor”, así, sin más discusión. Cuando, como ocurre con tanta frecuencia,  es necesario decir que algo “da merecimiento” a alguien, el verbo “damer” serviría un fin útil y honorable. Sobre un hombre recientemente difunto, en lugar de decir que fue “sumamente respetado por quien lo conoció”, deberíamos decir que fue “sumaresionado”. A través de mecanismos tan simples y racionales como estos, el idioma se mejoraría notoriamente y, así, en el reportaje periodístico sobre la muerte del hijo de un hombre acaudalado podrían reservarse unas líneas para la muerte de un poeta.

 

Así como las palabras “not either” se han reducido a “neither, not ever” a “never” y “no one” a “none”, ¿por qué no hacerlo de la misma manera cuando al negativo o al privativo lo sigue una palabra con vocal? Por ejemplo, “neven” en lugar de “not even”, “nin” y “nout” en lugar de “not in” y “not out”. “Nirish” reemplazaría a “no Irish” y así, sucesivamente[1]. Es más, no es necesario que una palabra con vocal siga a la negación, “no Mochos” podría ser “nochos”, “no concierne”, “nierne” y “nunca-será-olvidado”, “nudado” o “nodado”. 

 

Mientras reformo el lenguaje ansío licencia para introducir una mejora en la puntuación —el punto de risa o señal de carcajada.  Se escribe así y representa, del modo más fiel posible,  una boca sonriente. En toda oración jocosa o irónica se añadirá como complemento al punto y aparte. Se añadirá también, sin punto y aparte, a las clausulas jocosas o irónicas que se encuentren dentro de una oración de otro modo seria —así: “El Sr. Edward Bok es el trabajo más noble de Dios .” “El Sr. Sylvester Vierick, nuestro notable y respetado contemporáneo , a quién admiramos por sus virtudes y envidiamos por su éxito , se irá al infierno tan rápido como sus dos talones puedan transportarlo.” El diácono Harvey  —hombre en verdad bondadoso — se ha forjado a sí mismo en el sentido más cabal de la frase, pues a pesar de haber nacido grande, sabio y rico, debe la desviación de su tabique al trabajo de la manga de su abrigo.

Para muchos grandes escritores, el nuevo signo de puntuación será tan útil como lo fue la cola para sus antepasados iletrados.  De un trazo, el ilustre humorista que reseña libros en The Nation puede darle al plagio más sombrío de Theory of Quaternation de Mulgrub todo el encanto y el valor de una vivaz anécdota personal tal y como usualmente la relataría  . Rociando generosamente con el signo su crítica literaria, el Dr. Hamilton W. Mabie, puede dar al trabajo una cadencia y vivacidad que lo distingan de inmediato del sermón de un maestro de equitación sobre su montura. El punto de sonrisa informará a su lector de una intención humorística que, de lo contrario, no sería observable como factor de humor. Embellecidas con este signo útil, hasta los escritos de aquella alma sombría, el Sr. John Kendricks Bangs, tendrán cierta cualidad que impedirá que los párrocos los lean junto a la tumba como pasajes para el rito funeral.



[1] N. de T.: Dejé esta serie de contracciones en el idioma original pues, de ser traducidas, sería imposible mantener intacto el sentido del texto.